Mi hij@ duerme peor, le cuesta dormirse , se despierta por la noche y me cuesta activarlo por la mañana ¿qué puedo hacer la ayudarle a dormir mejor?

 

 

Los momentos en los que nos invade el sueño, o las horas a las que sentimos hambre dependen de dos factores: un reloj biológico interno que es quién nos dice cuándo hemos de dormir y cuándo comer y unos sincronizadores, que son aquellos estímulos o hábitos que cada día ponen en hora nuestro reloj.

La situación excepcional de confinamiento que estamos viviendo afecta directamente a los sincronizadores de nuestro reloj haciendo que perdamos lo ritmos vitales que tan importantes son para mantener una buena salud y el estado de ánimo de nuestros hijos.

¿Qué podemos hacer?

Debemos intentar mantener 3 objetivos: 

1-  Mantener unas mismas rutinas respecto a los horarios de sueño (especialmente del despertar), de comidas, de actividad física, de los momentos dedicados al trabajo escolar y al ocio. Podemos flexibilizar un poco el horario respecto a cuando había clases presenciales pero manteniendo siempre un horario estable y razonable.

2- Potenciar el contraste entre las actividades del día y el reposo nocturno. 

  • Reservar un tiempo para el sueño nocturno según lo que necesite su hijo.
  • Exponerse a luz natural en la medida de lo posible durante al menos dos horas al día y sobretodo al principio de la mañana, un buen ejemplo es desayunar cerca de la ventana.
  • A primera hora del día evitar tareas pasivas. Hacer algo de ejercicio en la medida de lo posible y hacer tareas de activación mental, deberes o lectura los días lectivos u ocio compartido con movimiento los festivos. 
  • Al menos una hora antes de acostarles es mejor crear una rutina relajante para “desconectar del día” (contar un cuento, ejercicios de relajación compartidos) en un ambiente con poca luz y ruido.
  • Es fundamental desayunar y evitar tanto el picoteo entre comidas como bebidas y comidas excitantes como el chocolate o los refrescos de cola, sobre todo, por la noche.

3-  Sincronizar nuestro reloj biológico con el día natural. Esto lo podemos conseguir con unas medidas muy sencillas, como son:

  • Dormir a oscuras y despertar con un “baño” de luz natural.
  • Siestas: en niños de 2-4 años continuaremos con la rutina que tuvieran en la guardería o el colegio, que se reduce a una siesta después de comer (misma hora y duración que cuando iban a la guardería). En adolescentes no recomendamos al igual  que en el adulto  la realización de una siesta después de comer y en caso de hacerla será de corta duración (máximo 30 minutos) y nunca más allá de la 17 horas.
  • Comer y cenar pronto. En todo caso antes de las 15.00 para el almuerzo y al menos dos horas antes de ir a dormir para la cena.
  • Hacer las comidas en familia sin pantallas aprovechando la situación para fomentar la comunicación y permitir que los menores expresen y cuenten sus emociones , miedos y sentimientos en un entorno familiar.  
  • Evitar la luz de las pantallas (móviles, tablets, ordenadores, videojuegos...) al menos dos horas antes de ir a dormir. Limitar el uso de los dispositivos electrónicos en la medida de lo posible incentivando otras actividades como la lectura o escuchar música.

Estos consejos necesitaran un tiempo para mejorar el sueño pero si en unos días el problema persiste o empeora es recomendable que contacteis con vuestro pediatra.