¿Los niños pueden enfermar gravemente por COVID-19? ¿Cómo lo puedo detectar?
Aunque en > 95% de los niños la infeccion del COVID-19 es leve, en algunos pocos niños puede ser necesario su ingreso en el hospital y de forma muy rara en la UCI, pero debemos saber que aunque fuera así, incluso los que ingresan en ICI, la inmensa mayoría se recuperan.
Podemos detectar que nuestro hijo/a puede necesitar asistencia sanitaria, tanto en esta enfermedad como en otras, si presenta algún signo de alarma. Son señales de alarma que nos indican que debemos acudir o solicitar de inmediato asistencia sanitaria si el niño tiene:
- Mal estado general, tiene mal aspecto, no lo vemos bien, o tiene aspecto de gravedad (aunque no sepamos definirlo), especialmente si no es algo pasajero sino persistente o que empeora.
- Tiene dificultad para respirar o respira mal.
- Tiene un mal color de labios o de la piel, esta muy pálido, o con un color grisáceo o parcheado de la piel. Tiene un color de labios o de las uñas un poco amoratado, es decir no está bien y no tiene un color de piel como el color habitual normal. Al tocarle la manos las noto muy frías y con mal color.
- Presenta manchas en la piel de aparición rápida, o que no desaparecen a la presión o presenta hinchazón de labios o lengua.
- Su comportamiento no es normal, no sólo está decaído sino que está somnoliento y poco reactivo, o muy irritable de forma anormal. Tiene movimientos anormales. Se marea de forma persistente o pierde el conocimiento.
Unas recomendaciones básicas sobre qué debemos vigilar y qué debemos hacer se encuentran en el semáforo publicado por la Sociedad Española de Urgencias Pediátricas (SEUP), en el siguiente enlace.
https://seup.org/pdf_public/hojas_padres/acudir_urgencias.pdf
El temor a acudir a los centros sanitarios no debe hacer que retrasemos una consulta inmediata si nos preocupa el estado de nuestro hijo. Los diferentes centros asistenciales en Atención Primaria y Hospitalaria se han organizados los circuitos, tanto en la atención de urgencias, como en la consulta o en hospitalización, separando las áreas de atención a pacientes con sospecha de infección, de las áreas en la que se atiende a los pacientes sin sospecha de infección que acuden por otros motivos.